PROSPERIDAD DEL ALMA
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PROSPERIDAD DEL ALMA

:: ¿ESTÁS UTILIZANDO TU SÚPER PODER?

¿Sabes realmente lo que significa bendecir? La Real Academia de la Lengua Española dice: 1. Alabar, engrandecer, ensalzar. 2. Dicho de la providencia: colmar de bienes a alguien, hacerlo prosperar. 3. Invocar a favor de alguien o de algo la bendición divina. Y la palabra bendición deriva del arameo TUBA que significa bien, beatitud, bienaventuranza, dicha. Resumiendo, diríamos que bendecir significa traer el bien a una persona o circunstancia. Por mucho tiempo, me pregunté si nosotros, los humanos, podíamos bendecir o si era una facultad exclusiva de Dios, hasta que hallé la respuesta en 1 Ped. 3:9. Ahora, analicemos un poco más este gran tema.

¿ESTÁS UTILIZANDO TU SÚPER PODER?

1. LA BENDICIÓN CAMBIA LAS CIRCUNSTANCIAS: Jacob y Esaú se disputaron entre sí, la bendición de su padre Isaac porque sabían que la bendición dada por el vaso escogido por Dios traía los resultados esperados. Y, en efecto, fue Jacob quien recibió las bendiciones correspondientes al primogénito. Si la bendición no diera resultado, Dios no nos habría dicho: bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis (Luc. 6:28). Esa es una orden de Dios y Él solo nos da mandatos para nuestro beneficio.

Es decir, podemos bendecir o ser una bendición para otros pero, en realidad, es Dios la fuente de toda bendición (2 Cor. 1:3-4 y 2 Sam. 6:18). Dios siempre está atento a las bendiciones que declaramos, razón por la cual, debemos siempre bendecir a nuestros seres queridos y circunstancias para que el mismo Dios desate su poder de bendición.

2. CUANDO BENDECIMOS, NOS VOLVEMOS INMEDIATAMENTE APT@S PARA RECIBIR BENDICIONES: 1 Ped. 3:9 nos dice claramente: no pagando a nadie mal por mal ni maldición por maldición, sino más bien, bendigan porque para esto han sido llamados, para que hereden bendición. Por ejemplo, si bendecimos a un país, parte de esas bendiciones nos tocará. En Gén. 12.1-3, Dios le dijo a Abraham algo como esto: vete a la tierra que te mostraré y haré de ti una nación grande y te bendeciré y engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren y maldeciré a los que te maldijeren; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y vemos a través de la historia, cómo los países que desafiaron a la nación judía han sido maldecidos o destruidos: el imperio persa, babilónico, egipcio, romano, los alemanes nazis. En cambio, por milenios, la nación judía permanece vigente.

Bendigamos también a las personas. Lamentablemente, al parecer es parte de la naturaleza humana maldecir o criticar a aquellos que tienen éxito o alcanzaron un logro en la vida ya sea por celos, envidia o insania mental. Pero, las Escrituras son precisas al decirnos que Dios nos maldecirá si maldecimos a los demás (1 Ped. 3:10), así que no nos expongamos tontamente a la ira de Dios; por el contrario, si vemos a alguien bendecido por el poder de Dios, sigámosla bendiciendo, de ese modo, su bendición también nos alcanzará. Ojo, esta es una promesa de Dios y sus promesas aún hoy, siguen vigentes.

Igualmente, bendigamos a nuestras circunstancias aun cuando estas nos sean adversas y sigamos bendiciéndolas hasta que estas cambien. Acuérdate de lo que acabamos de aprender: si maldecimos a alguien o algo, ese alguien o algo nos maldecirá pero, si bendecimos, también recibiremos bendición. El Pastor Yonggi Cho cuenta que su hermano que está metido en el negocio de venta de telas, bendice las telas cuando parece que no se venden. Y al bendecirlas, las telas se venden más rápidamente. Yonggi Cho se reía de su hermano pero, con el tiempo, supo que era una verdad bíblica. Y es que al bendecir las circunstancias adversas, el poder de Dios obra y las circunstancias cambian.

3. BENDIGAMOS A NUESTRO DIOS: ¿podemos bendecir nosotr@s a Dios? Claro que sí por medio de la alabanza, adoración y acción de gracias como respuesta a las bendiciones recibidas de Dios (Sal. 103:1 - 5, Luc. 1:18, 1 Rey. 10:9, Gén. 24:48). Es voluntad de Dios que le reconozcamos como fuente de toda bendición y le agradezcamos. Por ejemplo, los cristianos enfermos deberían bendecir el poder sanador de Dios e inmediatamente ese poder se manifestaría sobre sus cuerpos.

No es difícil bendecir con palabras pero, debemos bendecir con honestidad del alma. Así que empecemos bendiciendo al mismísimo Dios por habernos dado el súper poder de poder bendecir.



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