PROSPERIDAD ECONÓMICA
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PROSPERIDAD ECONÓMICA

:: EL PODER DE DIVERSIFICAR

Alguien dijo que es bueno reflexionar en lo siguiente: si el día tiene 24 horas y, en promedio, 8 horas dormimos, 8 horas trabajamos, ¿qué hacemos con las 8 horas restantes? La gente que ha prosperado en la vida ha trabajado muchísimo y, mientras los pobres pasan el tiempo mirando cualquier programa que la televisión les propone, las personas exitosas son muy selectivas y, por lo general, escogen programas de donde obtendrán alguna útil información. Las personas que siempre hicieron una misma actividad a lo largo de toda su vida, se limitaron ellas mismas y no es malo el haberlo hecho pero, si queremos alcanzar un nivel de altas finanzas con Dios, tenemos que ir más allá de lo común y las generalidades, en otras palabras, romper esquemas.

EL PODER DE DIVERSIFICAR

Es aquí donde tenemos que pedirle a Dios que nos dé la sabiduría para diversificar nuestro tiempo. Del mismo modo como los economistas recomiendan que no es bueno tener todos los huevos en la misma canasta, lo cual significa diversificar las inversiones (varios giros de negocios, inmuebles, acciones, bonos), diversifiquemos nuestro tiempo dedicándolo a actividades productivas y no nos limitemos a una sola. Nadie puede tener prosperidad económica si no es una persona diligente, nadie puede decir que adquirió riqueza siendo necio. Busquemos sabiduría: no desperdiciemos el tiempo y hagamos más de lo que estamos acostumbrados y no nos limitemos, así Dios nos llevará a otro nivel (Efe. 5: 15-16).

Jesús dice que cuando un empleado hace lo que se le dice, ya se graduó de inútil (Luc. 7:17). Hagamos más de aquello que es nuestra obligación, vayamos más lejos de los límites impuestos que Dios nos dará la gracia, el éxito y la revelación que necesitamos. El siervo inútil hace una sola cosa: aquella que se le ordena. En cambio, el que quiere prosperar se capacita, diversifica, es decir, hace varias cosas a la vez porque es Dios quien nos da las fuerzas, en Él podemos hacer muchas cosas y bien, así es que no nos aferremos a una sola actividad.

El poder de diversificar comienza cuando uno piensa en invertir en la obra de Dios (1Rey. 6:1). Veamos a Salomón quien es el clásico ejemplo para personas que quieren prosperar a un nivel superior. Salomón le pidió a Dios sabiduría no solo para gobernar al pueblo sino, también, para multiplicar las riquezas del reino que heredó. Él supo diversificar siendo un gran arquitecto (1Rey. 9: 17-19), constructor de barcos (1 Rey. 9:26), tenía rentas (1Rey. 10:14), compraba y vendía oro (1 Rey. 10:22), comercializaba con caballos y carros (1 Rey. 10:26). Aún Jesús lo toma como ejemplo de una persona que encontró la manera y principios para prosperar.

Abraham, Isaac, Jacob, Salomón le servían a Dios y, paralelamente, seguían administrando sus posesiones porque eran hombres ricos. Dios es contundente cuando nos dice en Ecle. 9:10 que todo lo que viniere a nuestras manos para hacer, hagámoslo según nuestras fuerzas y no nos preocupemos por el descanso porque igualmente en Ecle. cap. 3 nos enseña que todo tiene su tiempo.



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